Monday 27 March 2017

Te veo.

La gente se muere. Eso lo sabemos todos. De pequeña siempre había algún viejo del pueblo al que ir a su misa o entierro. Yo acompañaba a mi abuela a velatorios varios sin reparar mucho en dónde estaba o qué le pasaba al que estaba en la caja. Veía a las abuelas rezando en fila, todas vestidas de negro, murmurando a su rosario, como en trance. Yo me iba al patio con los demás niños y jugaba sin hacer mucho ruido. Ese ha sido el concepto de la muerte que he tenido durante casi toda mi vida, incluyendo parte de la adulta. Fallecen los viejos, los velas, les rezas y te vas a tu casa. Hasta hace unos meses yo vivía en ese mundo donde no piensas en estas cosas. Me agobia coger kilos, no dormir porque mi hijo llora por las noches, que algún viejo amor se haya olvidado de mi...hasta que la casualidad me pinchó en el corazón y desde entonces siento hondo el drama de ver a alguien morir. Qué post más macabro! No, no va de peli gore, sino de la profunda tristeza de ver lo lejos que llega la injusticia, lo fuerte que pega una mala intención...Estamos en guerra señores, aunque sigamos comprando en Amazon, estamos en guerra. Y esta guerra llega en formato super sofisticado. Con bombas de fósforo o cloro, mezclado con otros químicos, llega a hospitales, a incubadoras, a escuelas, a centros comerciales. Llega a todos sitios menos a las noticias. En vez de publicarse en los periodicos se filma con el móvil y se publica en facebook, así como quien pone una canción del youtube. Hasta dónde vamos a trivializar algo tan chungo y macabro como una guerra? Pues hasta que se acaben las armas, el petróleo y el dinero. Al fin y al cabo esos son los 3 Dioses del Olimpo del siglo XXI que manejan el cotarro. Puedes leer esto y acto seguido meterte en Zara.com y comprarte unos zapatos monísimos, pero la realidad no va a desaparecer. Creo que ha llegado la hora de ser menos cool y más consciente, de extender los brazos sin mirar quién se agarra a ellos. De mirarnos de frente y sin filtros. Vamos? Vamos.

Shaila

Tuesday 21 March 2017

Not dead yet.

4 años sin pasar por aquí. 4. Imaginaos la de mierdas de valor que han pasado por mi mente y que, heridas de muerte por mi negligencia y tareas domésticas varias, decidieron desvanecerse, tristes y en silencio. Me cambio la cara y se me ensancharon las caderas y el corazón. Pasé del yo al tú primero, del salteado de setas a las patatas cocidas, del perfeccionismo al más básico instinto de supervivencia. Sí mi queridos extraños, me he convertido en madre. En los 20 meses que llevo en este puesto he pasado por novatadas varias, ataquillos de pánico, y una crisis de identidad que casi acaba conmigo. El caso es que no nos enseñan a ser madres "de ahora". Sabemos como eran las nuestras, pero esta generación de madres es otra historia. Y claro, una lo quiere hacer todo y acaba abandonando aquel cofrecillo de genialidad que en su día tuvo su gloria, aquel orgullo y sello de identidad que ahora que lo miro está todo gris y oxidado. Pero como todo es un pasar y aprender y una no es "sólo madre, esposa, exportadora de petroquímicos a Africa y chacha personal", aquí estamos intentando echarle aceite al cofrecito a ver si me acuerdo de cómo funcionaba esto....y también de quién era...
Shaila