Sunday 22 November 2009

Sigo caminando.


Las luces de esta ciudad cambian a menudo. Esta asomandose la epoca de las luces timidas, las que ya no guian a nadie, sino que se esconden para renovar la energia que el verano consumio.

Por eso es normal ver de vez en cuando a algun despistado caminando en direccion contraria, perdido, intuyendo sin exito su camino.

Yo ultimamente no veo nada de nada, voy sintiendo cuidadosamente el pavimento de la calle, con la esperanza de no pisar en falso y darme la hostia de mi vida...pero es que creo que es tiempo de tropezar. Esta todo revuelto, desordenado, apilado en montones de errores propios y ajenos que se abandonaron al olvido sin resolver primero. Busco mis gafas y me doy cuenta de que estan empagnadas, las limpio, veo fatal y caigo en la cuenta de que es el aire el que esta turbio, denso, con la neblina que crearon todos los alientos que quisieron decir algo y no se atrevieron.

Las hojas secas se rien de los que intentan caminar en silencio, anunciandote por donde pisas, impertinentes estupidas hojas que no entienden que no quieres ser visto, que quieres caminar solo.

Asi que al final acabas por liarte a manotazos con todo lo que se interpone en tu camino y dejas de pisar con cuidado y de limpiarte las gafas y caminas y corres con la esperanza de llegar a casa y cerrar la puerta y mandar al resto del mundo a la mierda. Al fin y al cabo en casa siempre hay una lamparita que te ilumina la habitacion.

1 comment:

Anonymous said...

Lo bueno de lo malo es que, tarde o temprano, termina. Eso creo yo, al menos.